Atlético Nacional volvió a sonreír frente a su eterno rival y lo hizo en su fortín, el Atanasio Girardot. Después de ocho largos años sin vencer a Millonarios en condición de local por Liga, el verde rompió la estadística y dejó en evidencia las falencias de un conjunto embajador que, una vez más, demostró que le cuesta enfrentar a los equipos grandes en momentos decisivos.
El duelo no era uno más del calendario. La hinchada verdolaga llegaba con la presión de ver a su equipo en medio de una temporada irregular, marcada por altibajos futbolísticos y críticas hacia el proyecto deportivo. Por el otro lado, los dirigidos por Hernán tenían la obligación de sumar para no perder terreno en la tabla, pero el resultado fue otro golpe a un proyecto que no logra consolidarse.
Ocho años de espera
El Atanasio Girardot había sido una plaza esquiva para Nacional cuando se trataba de enfrentar a Millonarios. La última victoria verde en Medellín databa de hace ocho años, una estadística dolorosa para una de las hinchadas más exigentes del país. Este triunfo significa más que tres puntos: es el regreso del orgullo en un clásico que siempre divide al país futbolero.
La rivalidad entre verdes y azules es una de las más intensas del fútbol colombiano. Cada choque es una final adelantada, y esta vez, Nacional supo aprovechar sus oportunidades para volver a imponerse. Con un planteamiento sólido y un equipo más agresivo, el conjunto paisa hizo respetar su casa y dejó en silencio a un Millonarios que nunca encontró respuestas.
Millonarios y su crisis de resultados
La derrota en Medellín es un reflejo del presente embajador. Millonarios no logra ser ese equipo fuerte y confiable que alguna vez maravilló en el rentado local. Pese a tener jugadores de jerarquía, el fútbol colectivo brilla por su ausencia. Hernán sigue en la búsqueda de un once titular estable, pero las variantes y los cambios de esquema no logran ofrecer los resultados esperados.
El regreso de Leo Castro ilusionaba a los hinchas azules. El goleador volvía a la titular después de su ausencia, pero su participación fue discreta. No pesó en el ataque y, sin generación de juego en el medio campo, Millonarios careció de ideas para inquietar seriamente el arco rival.
El panorama se complica: el equipo capitalino sigue cediendo puntos importantes y cada vez ve más lejana la clasificación a los cuadrangulares. Lo que antes parecía un trámite, ahora se convierte en un reto cuesta arriba. Los números son claros: Millonarios ha perdido la solidez y muestra una preocupante fragilidad ante los rivales de peso.

Hernán y un equipo sin consolidarse
Uno de los puntos más cuestionados es la gestión del técnico Hernán. Desde su llegada, ha intentado darle una identidad al equipo, pero las irregularidades son constantes. En los partidos grandes, Millonarios parece desdibujarse y, lejos de mostrar jerarquía, cae en errores repetitivos que lo condenan.
Los hinchas ya comienzan a perder la paciencia. El discurso de proceso se desgasta cuando los resultados no llegan, y la exigencia de una institución como Millonarios no da margen para más excusas. Si el equipo no reacciona pronto, la presión aumentará y el proyecto corre el riesgo de tambalear.
Nacional toma un respiro
Mientras tanto, Nacional celebra. Este triunfo es un bálsamo en medio de la incertidumbre deportiva. Ganarle a Millonarios en el Atanasio no solo devuelve confianza al plantel, sino que también le permite soñar con una remontada en la tabla y con la posibilidad de luchar por el título.
El verde mostró intensidad, solidez defensiva y un ataque más claro, algo que había estado ausente en partidos anteriores. La hinchada lo celebró como un triunfo histórico, consciente de que la rivalidad con Millonarios no entiende de posiciones en la tabla ni de contextos: ganarle al azul siempre es motivo de fiesta.
Atlético Nacional rompió una racha que parecía interminable y volvió a imponerse en el Atanasio frente a su histórico rival. Millonarios, por su parte, sigue de capa caída, sin encontrar respuestas y cada vez con menos margen para clasificar. La ilusión que traía el regreso de Leo Castro quedó en nada, y Hernán continúa sin consolidar un proyecto que, hasta ahora, solo deja dudas.
El fútbol colombiano vuelve a dejar claro que los clásicos son partidos aparte, donde la historia pesa más que cualquier racha reciente. Nacional recupera confianza, mientras Millonarios se hunde en un mar de incertidumbre.