Millonarios ganó un partido importante en su lucha por clasificar a los cuadrangulares y mantiene viva la ilusión de cara al cierre del todos contra todos. Con errores de Graterol y Bocanegra, los embajadores ganaron 2-1 y extendieron la racha de seis años sin perder ante los escarlatas en Bogotá.

Millonarios sigue vivo en la Liga BetPlay. El conjunto embajador derrotó 2-1 al América de Cali en un partido lleno de emociones; los azules demostraron que, pese a la crisis futbolística, la resiliencia y el amor propio siguen siendo su principal fortaleza, y aunque el triunfo deja a los dirigidos por Hernán Torres con esperanzas, el camino hacia los cuadrangulares será complicado ya que dependen de resultados propios y ajenos.

El Estadio El Campín fue una fiesta azul. A pesar del momento irregular del equipo, los hinchas respondieron con un lleno total, pintando las tribunas de azul y dejando claro que el apoyo no se negocia. El rival no era cualquiera: Un América de Cali que necesitaba de una victoria para seguir con vida en el todos contra todos. Llegaba además con sed de revancha tras varios años sin poder ganar en Bogotá.

América no gana en Bogotá desde hace seis años

Los números son fríos y contundentes: América lleva seis años sin lograr una victoria en Bogotá frente a Millonarios. Esta vez, parecía que la historia podía cambiar. Los dirigidos por David González comenzaron mejor el partido, presionando alto y aprovechando los espacios en defensa que dejaban los embajadores.

El primer gol del compromiso llegó para los escarlatas tras una buena combinación ofensiva que ilusionó a la hinchada americana. Sin embargo, lo que parecía ser una tarde roja, terminó convirtiéndose en una nueva pesadilla en la capital.

Dos errores, dos goles, y la remontada azul

América se adelantó en el marcador pero dos errores garrafales le costaron el partido. Primero fue Graterol, quien no logró controlar un balón sencillo dentro del área y dejó servido el empate para Millonarios. Más tarde, Bocanegra cometió una mano en un tiro de esquina que terminó en el segundo tanto azul.

Millonarios aprovechó cada error con eficacia. Sin ser un equipo brillante en lo colectivo, mostró carácter, intensidad y una actitud que hacía tiempo no se veía. Los jugadores entendieron que este partido era una final y lo jugaron como tal.

El segundo gol azul fue el golpe anímico definitivo. América intentó reaccionar pero la defensa embajadora se cerró bien y el marcador no se movió más.

Hernán Torres y un equipo que no baja los brazos

El proceso de Hernán Torres con Millonarios ha sido de altibajos, pero el técnico sigue firme en su objetivo: clasificar entre los ocho y pelear por el título. El entrenador ha tenido que rearmar el equipo constantemente debido a lesiones, sanciones y bajo nivel de algunos jugadores, pero su mensaje de lucha y compromiso parece estar calando en el grupo.

“Este equipo tiene corazón y no se da por vencido”, dijo Torres tras el partido. Y no es para menos: la manera en que Millonarios dio vuelta al marcador demuestra que el espíritu competitivo sigue intacto.

La victoria no solo le da vida en la tabla, sino que también representa un impulso anímico enorme. El equipo necesitaba un triunfo así para volver a creer, y qué mejor manera de conseguirlo que ante un rival histórico.

Un sueño que sigue vivo

Con este resultado, Millonarios sigue soñando con meterse entre los ocho, aunque la tarea no será sencilla. El conjunto azul necesita ganar lo que resta del campeonato y esperar que otros resultados lo favorezcan. Aun así, el optimismo volvió al camerino y a las gradas.

La hinchada, que nunca dejó de alentar, se marchó del estadio cantando con la esperanza de ver nuevamente al equipo en instancias finales. El mensaje es claro: mientras haya posibilidades matemáticas, Millonarios luchará hasta el final.

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Millonarios dejó casi eliminado a los ‘diablos rojos’ en un clásico que dejó emociones, polémicas y un ambiente vibrante en El Campín. Con errores puntuales de Graterol y Bocanegra, los escarlatas se quedaron sin premio y extendieron una racha negativa en Bogotá que ya parece maldición.

El conjunto embajador, en medio de la adversidad, demostró carácter y orgullo. Aunque todavía está lejos de los ocho, el equipo de Hernán Torres no pierde la fe y promete seguir peleando hasta el último minuto. La crisis futbolística persiste, pero la resiliencia azul sigue viva.